Acerca de

José Grandío González, Pígara (Guitiriz) 1949

          Hijo de labradores. Como tantos niños de su generación y entorno, ayudaba desde muy pequeño en las tareas doméstica. solía acompañar más al ganado que ir a la escuela, en una época en que todos los brazos eran necesarios, en una casa. La muerte prematura de su padre hizo aún más necesario ese esfuerzo. Vivió sin enterarse el año 68, de mayo de Paris, la Primavera de Praga, de los primeros vuelos orbitales del programa Apolo a la luna. Por aquella época, finales de los 60, a Galicia la tecnología  llegaba en forma de tractores. Los viajes al exterior de Galicia se llamaban emigración. Las pocas perspectivas de futuro obligaron a Pepe a coger la maleta y marchar (cómo a tantos) lejos de casa: a Ferrol, y luego a Barcelona.

   Comenzó a recoger, arreglar (de    modo autodidacta) y coleccionar objetos a comienzos de los sesenta. Su primera pieza: un viejo reloj de sol portátil, hecho de plomo, encontrado en una finca que fuera de su abuelo Ramón. Poco a poco, fue juntando motos, máquinas de coser, radios de lámparas, un Seat Spider, objetos diversos con un denominador común: eran los objetos que cambiarán una época y habían transformado para siempre con el modo de vida tradicional. Pepe, habituado desde niño lo repara todo, es un “restaurador- coleccionista”, no un mero comprador o recopilador de objetos. Sabe cómo funciona prácticamente todas las piezas que posee, con la excepción de algún objeto que llegó a sus manos cuyo uso sólo intuye. Probablemente esa habilidad intuitiva para las reparaciones le viene de cuando nada se tiraba si podía evitarse. Pepe recuerda como, en los años de la posguerra se aprovechaban hasta las puntas “si alguna se doblaba, se enderezaban con cuidado para usarlas de nuevo”.

 Las piezas que acoge esta colección son una selección de los objetos atesorados por Pepe al largo de décadas, buscando en muchos casos, a veces decubiertos casualmente: Todos cuentan una historia:  la transformación asombrosa que en unas pocas décadas se produce en la vida cotidiana a través de la tecnología.  La llegada de la luz a las aldeas gallegas, la radio, los automóviles, los primeros “guateques”. Elementos que ahora constituyen parte sustancial de lo cotidiano, transformaron de modo radical a forma de ver el mundo, la forma de estar en él, de la generación de gallegos a la que pertenece Pepe. La cultura tradicional gallega, casi inmutable durante siglos, cambio ante sus ojos de manera sorprendente para no volver a ser la misma.

             Esta es una colección para recordar, a través de elementos cotidianos, aquellos años cruciales; para evocar ilusiones lejanas, emocionarse, para que los abuelos aconsejen a los nietos. Para que cada quien aprenda y reflexione. Para que todos sean un poco más conscientes de la huella profunda que la tecnología deja en nuestras vidas. Donde se gana o pierde con cada cambio, un mundo de cambio permanente.

Desde el año 2007 forma parte de la directiva del Automóvil Club de Galicia.

Pepe de Pígara

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